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En el Negocio de la Pesca - Cincelado por la mano del Maestro

El aprendizaje de Pedro (Lucas 5:1-11)

Cristo esperaba que los discípulos relacionaran su invitación a seguirle para "pescar hombres" con su habilidad ayudándoles a pescar peces. Cuando pescamos por nosotros mismos, obtenemos los resultados desiguales que son el producto de nuestros propios esfuerzos. Cuando pescamos bajo la orden de Cristo, el Señor es totalmente responsable por lo que encontremos en nuestras redes. ¿Por qué podemos pescar confiadamente hombres y mujeres?
Primero: Por el poder de Cristo. ¿De dónde vinieron esos peces? Nadaron en dirección hacia las redes donde estaba el Señor. Se sentían urgidos, mediante un impulso divino, a nadar en las aguas que naturalmente evitaban. Fuese este el tiempo, o el lugar adecuados, no hizo ninguna diferencia. Dios había hablado. A los pescados se les ordenó venir, y vinieron.
¡Podemos estar bien seguros de que la noche anterior los peces habían evitado las redes bajo la dirección de Cristo! Él quería que los discípulos fracasaran pescando para hacerles entender que como Hijo de Dios estaba calificado para dirigir el curso de los hombres y de las bestias. Dios, al crear al hombre, dijo: ... y señoree en los peces del mar, en los aves de los cielos, en los bestias, en toda la tierra, y en todo animal que se arrastra sobre la tierra (Gn. 1:26). La autoridad de Adán para controlar a los animales se perdió después de la caída, pero Cristo, el segundo Adán, ejerció aquella autoridad dirigiendo los peces en Galilea para que evitaran la red durante la noche y, contrario a su naturaleza, nadaran hacia las redes en las aguas profundas durante el día.
Alguien podría argumentar que esta analogía no se puede aplicar a la tarea de ganar hombres y mujeres para Cristo porque, después de todo, los seres humanos tienen libre albedrío. El argumento es que las personas no pueden recibir la orden de Cristo para ser salvas ya que la decisión es de ellos, no de Dios. Pero el mismo Cristo bajo cuya orden los peces vinieron hacia la red, con frecuencia proclamaba que El tenía autoridad sobre la gente también. El dijo cuando oró al Padre:…como le has dado potestad sobre toda carne, para que dé vida eterna a todos los que le diste (Jn. 17:2). Tres veces en un mismo discurso, Cristo dijo que ningún hombre llegaría a El a menos que fuera atraído por su Padre (Jn.6:37,44, 65). Ningún pez llega a la red celestial a menos que el Padre así lo desee.
No debemos deducir que los seres humanos son animales, o peones de ajedrez que no tienen ninguna responsabilidad por sus propias decisiones, pero sí debemos tener la certeza de que nadie elige llegar a Cristo a menos que sea urgido por Dios a través del impulso interno del Espíritu Santo. Sólo Dios puede vencer la resistencia natural que todos tenemos para llegar a Cristo, admitiendo nuestros pecados, y aferrándonos a su gracia.
Aunque nuestra red sea inmensa, nuestro conocimiento para lanzarla muy amplio y nuestras intenciones muy dignas, ningún pez llegará a ella a menos que sea atraído por Dios. Sin un milagro divino podríamos tratar de pescar almas toda la vida, sin capturar ni una. En verdad, de no haber sido por un milagro, nosotros mismos nunca habríamos sido "pescados”. Nunca nos debemos desanimar cuando estamos lanzando la red. Aunque las estadísticas indiquen que la mayoría de cristianos fue dirigida a la conversión antes de los 21 años, no tenemos derecho de predecir a quién Dios salvará, o no. Con frecuencia, Dios ha escogido salvar a pecadores endurecidos; sí, viejos, rebeldes, y a veces confundidos y curtidos. . ..por lo cual puede también salvar perpetuamente a los que por él se acercan a Dios, viviendo siempre para interceder por ellos (He. 7:25).
Podemos lanzar nuestras redes confiadamente a causa del poder de Cristo, pues a El le ha sido dada toda autoridad en el cielo y en la tierra. ¡Literalmente estamos en el negocio de la pesca con Dios!
Aprenda de Pedro cómo Dios moldea nuestro carácter a su semejanza. Encuentra estas lecciones en el Ciclo de Estudios Personajes Bíblicos.

Escrito por:   E. Lutzer - Cincelado por la mano del Maestro    Fecha de publicación  7/25/2011 4:23 PM
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