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El Dar - Segunda Parte - Equilibrio en la Vida Cristiana

¿Cuál debe ser la norma que nos guíe para este dar de gracia? Indudablemente, el pasaje bíblico que más concisamente nos presenta el principio básico de dar es 1 Corintios 16:2: "Cada primer día de la semana cada uno de vosotros ponga aparte algo, según haya prosperado, guardándolo para que cuando yo llegue no se recojan entonces ofrendas» . En este solo versículo se encierran cuatro principios sobre el dar.
1 . El dar es responsabilidad de cada uno: «cada uno de vosotros». La gracia no hace que el dar sea opcional, sino que es privilegio y responsabilidad de cada cristiano y es la manifestación concreta de su amor hacia Dios. El dar es asunto personal en el que cada creyente mantiene una responsabilidad individual y directa con el Señor como si fuera el único cristiano en el mundo. Lo que usted da es asunto suyo personal, con tal que da y lo hace consultando con Dios ante el cual todas las cosas están desnudas y abiertas.
2. El dar ha de ser proporcionado: «según haya prosperado». No se halla regla fija y firme sobre la cantidad en los principios del Nuevo Testamento sobre el dar. Esto constituye un claro contraste con las normas del Antiguo Testamento que requerían dar el diezmo de todo a los levitas (Lv. 27:30-33), quienes, a su vez, entregaban el diezmo de lo que recibían a los sacerdotes. Además, los judíos entendían que un segundo diezmo (la décima parte de las nueve restantes) tenía que ponerse aparte y consumirse en una comida sagrada en Jerusalén (Dt. 12:5 - 6, 11 , 18; quienes vivían lejos de Jerusalén podrían traer dinero). Más aún, cada año tercero había que tomar otro diezmo para los levitas, extranjeros, huérfanos y viudas (Dt. 14:28, 29). De este modo, la proporción quedaba claramente especificada y cada israelita venía obligado a llevar al Señor aproximadamente el 22 por ciento de sus ingresos anuales. En contraste con ello, el Nuevo Testamento dice simplemente «según haya prosperado». Esto puede significar un 8, 12, 20, o 50 por ciento - cualquier porcentaje según el caso individual. Puede también significar una proporción variable de año en año, porque no hay razón para creer que la proporción conveniente de un año haya de ser la misma para el año próximo. Cuando llega la prosperidad, como sucede a muchos cristianos, debe emplearse para dar más y no necesariamente para comprar más cosas. Cada vez que el cristiano da, ha de reflexionar sobre la bendición del Señor en su vida y determinar la proporción que, a su vez, debe devolver al Señor. La variación de la proporción significa justamente eso, no un mero aumento o disminución de la cantidad que se da, sino un cambio en la proporción de los ingresos de uno que se da al Señor (que, desde luego, cambiará la cantidad).
Estudie más sobre "El dinero y el amor a Dios", en el curso Equilibrio en la Vida Cristiana, disponible en el Ciclo de Vida y Hogar Cristiano.


Escrito por:   C. Ryrie - Equilibrio en la Vida Cristiana    Fecha de publicación  8/4/2011 4:03 PM
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