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La Biblia es un poderoso recurso

La Biblia habla de los Recursos Divinos que tenemos para vencer nuestra pecaminosidad y a nuestros enemigos. Se ha preguntado  ¿Cómo puedo vencer el pecado en la vida cristiana? Considero que la Palabra de Dios, la Biblia es un poderoso recurso. Permítame compartir algunos estudios bíblicos que me han servido en la batalla diaria. Comienzo con esta declaración poderosa de Pablo, 2Timoteo 3:16-17 dice que Dios nos ha dado Su Palabra para equiparnos para cada buena obra. La Palabra de Dios:
- Nos enseña cómo vivir y qué creer.
- Nos revela cuando hemos escogido senderos erróneos.
- Nos ayuda a regresar al sendero correcto.
- Nos ayuda a permanecer en ese sendero.
Además como nos comparte Hebreos 4:12, la Palabra es viva y eficaz, y capaz de penetrar en nuestros corazones, para arrancar los problemas más profundos que humanamente hablando no se pueden vencer.
El salmista también  nos habla acerca de este poder que puede cambiar vidas en los Salmos 119:9, 11, 105 y otros versículos. A Josué se le dijo que la Palabra de Dios era clave del éxito para vencer a sus enemigos (una analogía para nuestra batalla espiritual) y que no debía olvidar este recurso, sino más bien meditar en la Palabra día y noche, de manera que pudiera cumplirlo. Él lo hizo, aún cuando lo que Dios le ordenó, no tenía sentido militar, y esta fue la clave para su victoria en Su lucha por obtener la Tierra Prometida.
Este comúnmente es un recurso que lo tratamos de manera trivial. Damos prueba de ello, al no llevar nuestras Biblias ni siquiera a la iglesia o no leer un devocional diario o un capítulo diario. Fallamos en memorizarla, en meditar en ella, en buscar aplicarla a nuestras vidas, en confesar los pecados que nos revela, en desobedecer a aquello que escuchamos en la enseñanza en la iglesia. Debemos reconocer que en muchas etapas de la vida estamos raquíticos espiritualmente por la falta de alimento sólido. Al alimentarnos de la Palabra, solo ingerimos lo suficiente como para mantenernos vivos espiritualmente, pero lo hacemos solamente cuando vamos a la iglesia (pero nunca ingerimos lo suficiente para ser cristianos saludables y prósperos); o a menudo nos alimentamos, pero nunca meditamos el tiempo suficiente, como para obtener de ella una nutrición espiritual. Debido a esto muchas veces por la debilidad espiritual crónica que tenemos caemos en diferentes pecados, tentaciones, seducciones, pasiones desordenadas o hábitos adictivos que arruinan la vida abundante en Cristo que podríamos tener.
Si usted no ha creado el hábito de estudiar la Palabra de Dios de manera sistemática, o de una manera significativa, y de memorizarla mientras pasa a través de los pasajes que el Espíritu Santo deja grabado en su corazón, es importante que desde ya comience a hacer de ello un hábito. También le sugiero comenzar un diario (puede ser en la computadora si usted puede tipiar más rápido que escribir) o en un cuaderno espiral, etc. Tenga como un hábito no dejar la Palabra de Dios, hasta que haya escrito algo que lo beneficie o haga crecer. Mentalícese pensando que la necesita más que el alimento físico, porque por algo el Señor Jesús dijo: "No solo de pan vivirá el hombre”.  A menudo, para alimentarme bien ingiero más de un buen estudio bíblico. A veces escucho un mensaje en la radio, pero también descargo en mi Mp3 algún buen estudio para el tiempo de ejercicio o cuando manejo. También si posee un teléfono con Internet puede descargar una aplicación y escuchar excelentes mensajes. Una vez un pastor me dijo, que no le gustaba escuchar, dijo yo necesito ver, rápidamente pensé que equivocado está porque bien clara es la Biblia cuando nos dice que la “fe es por el oír” (Ro. 10:17). Por esta razón es tan necesario escuchar la Palabra de Dios, esto transforma la mente, el corazón y la voluntad. Y eso produce buenos pensamientos, sentimientos y actitudes. Comience hoy a estudiar la biblia y comprobara aquello que dice el salmista: “Abre mis ojos, y miraré las maravillas de tu ley. Pues tus testimonios son mis delicias y mis consejeros. Guardaré tu ley siempre, para siempre y eternamente. Y andaré en libertad, porque busqué tus mandamientos. Mejor me es la ley de tu boca, que millares de oro y plata. !Oh, cuánto amo yo tu ley! Todo el día es ella mi meditación”. (Salmo 119:13, 18, 44, 46,72, 97).
Comience hoy mismo a estudiarla gratis y a su ritmo inscribiéndose en el Instituto de BBN. ¡La Palabra de Dios transformará su vida!

Escrito por:   Adaptado por BBNBI.    Fecha de publicación  2/11/2011 4:13 PM
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