BBN Radio
Cómo Ir Al CieloRadioInstituto BíblicoChatRecursosIdiomasDonacionesContáctenos
Inscribirse|Acceso a los Cursos|Ayudas a sus Preguntas|BI Ayuda de Audio|Quienes somos|Herramientas|Testimonios|
Datos de ingreso
Entrada del estudiante
nombre del usuario:
Contraseña p/este sitio:


¿olvidó su contraseña?
¿olvidó su usuario?
No es un estudiante aún
Componendas: Te ayudaremos en el trabajo. (Neh. 6:1-4)

Hasta este momento del programa de reconstrucción, Sanbalat, Tobías y Gesem (Gasmu, v. 6) se habían opuesto a todo lo que los judíos hacían; pero ahora les ofrecían cooperar y ayudarles a restaurar los muros. Le ofrecieron a Nehemías reunirse juntos en una aldea a mitad de camino entre Jerusalén y Samaria, un lugar tranquilo donde pudiera hablar y hacer planes sobre cómo trabajar juntos. "Estamos dispuestos a encontrarnos contigo a mitad de camino", fue su abordamiento. "No seas ahora un vecino poco amistoso".
Por supuesto, la estrategia del enemigo era: "Si no lo puede vencer, únete a él, y luego hazte el dueño". Una vez que el enemigo logra introducirse en el ministerio, empieza a debilitar el trabajo desde dentro; y no tardando mucho la obra va a declinar y paralizarse. Aunque la cooperación en la obra del Señor es algo noble, los líderes deben procurar cooperar con las personas correctas, en el momento correcto y con propósito correcto; de otra manera puede resultar que terminen cooperando con el enemigo. Satanás es un maestro del engaño y tiene a sus siervos listos para unir sus manos con los hijos de Dios con el fin de debilitar su ánimo para el trabajo (2 Co. 11:13-15).
La negociación amorosa y la cooperación pueden ser buenas y útiles si no hay involucrado alguna cuestión moral o espiritual. Un arreglo feliz puede fortalecer un matrimonio O un ministerio (Fil. 2:1- 4), pero este es un compromiso entre personas que se aman unas a otras y tienen los mismos propósitos en mente. Cuando usted invita al diablo a unirse a su equipo, sepa que él va a procurar cambiar las reglas y las metas; y espere ser derrotado. Nehemías rechazó la oferta sobre la base de tres convicciones. La primera, sabía que estaban mintiendo y que su intención era matarle (Neh. 6:2). El tenía esa clase de discernimiento espiritual que deben poseer los líderes si es que van a detectar las estrategias del enemigo y derrotarlo. En segundo lugar, estaba convencido de la grandeza de la obra que Dios le había dado para hacer (v. 3). Si permitía que lo distrajeran y lo desviaran de la obra a la que Dios le había llamado, ¿dónde encontraría su pueblo el liderazgo que necesitaban? Un proyecto sin dirección es un proyecto sin rumbo y al final termina fracasando. Los líderes deben dar buen ejemplo y permanecer en el trabajo.
Durante más de cuarenta años de ministerio, he observado cómo los líderes cristianos vienen y van, y he procurado incorporar a mi vida la exhortación de Pablo: "Así que, el que piensa estar firme, mire que no caiga" (1 Co. 10:12). Me he dado cuenta de que cuando los líderes llegan a ser bien conocidos, se enfrentan a menudo a la tentación de descuidar la tarea que Dios les ha dado, se unen a "la alta clase evangélica" y empiezan a hablar en todo el país o el mundo. No tardando mucho, la obra en casa empieza a sufrir, y a menudo el matrimonio y la familia del líder sufren también; y el enemigo se afianza en nosotros. A menos que se hagan algunos cambios radicales en las prioridades, el resultado es trágico tanto para el pueblo como para la obra de Dios. No quiero decir con esto que los líderes cristianos nunca deban salir de su lugar de trabajo para ministrar en otras partes, porque ellos son un don de Dios para toda la iglesia y no solo para un trabajo (Ef. 4:11, 12). Pero cuando el "ministerio amplio" resulta más emocionante que la obra en casa, los líderes deben cuidarse, porque el enemigo está trabajando. El doctor Oswald J. Smith acostumbraba a decir: "A la luz que se la ve brillar desde muy lejos brilla más intensamente en casa".
Detrás de estas dos convicciones había una tercera: Los judíos no tenían nada en común con Sanbalat y su gente, de forma que no había fundamento ni razón para la cooperación. Nehemías había dejado eso bien claro desde el principio del proyecto cuando les dijo a Sanbalat, Tobías y Gesem: "Porque vosotros no tenéis parte ni derecho ni memoria en Jerusalén" (Neh. 2:20).
Continué aprendiendo sobre la vida del líder y siervo Nehemías, estudiando el curso Seamos Decididos, serie que encuentra en el Ciclo de Estudios de Libros de la Biblia.


Escrito por:   W. Wiersbe - Seamos Decididos    Fecha de publicación  3/7/2012 4:38 PM
Número de visitantes  3792


Login                                                                                           Herramientas bíblicas   Derechos de autor   Privacidad