Queridos hermanos:

Gracias a Dios y a ustedes por el ministerio tan maravilloso que ha sido una bendición en mi vida y en la de mi familia, me deleito día a día aprendiendo de la palabra de Dios. Para mí será realmente un privilegio llegar a ustedes con un pequeño aporte de lo que Dios me da, digo pequeño porque no habría monto que pueda pagar esa labor que ustedes hacen, amo su ministerio y cada día vivo enamorada de Nuestro Supremo Hacedor, nuestro Dios y Salvador.

Que Dios les siga colmando de grandes bendiciones a ustedes y sus familias.

Gracias hermanos.

Con agradecimiento profundo.

Silvia R. Cochabamba-Bolivia.