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El poder de las Escrituras para vencer

"El tentador se le acercó y le propuso: Si eres el Hijo de Dios, ordena a estas piedras que se conviertan en pan. Jesús le respondió: Escrito está." Mt. 4:3-4 (NVI)
Sin lugar a dudas, Jesucristo fue, es y será siempre perfecto. Por eso es que Dios nos manda a imitarle. Claro, es imposible imitar a Dios porque Dios es Santo. ¿Cómo podemos igualar ese estándar de santidad absoluta si somos pecadores? Es imposible. Pero el pedido divino, nos demanda imitar a Cristo en su paso por este mundo. Es cierto que Jesucristo fue 100% Dios cuando estuvo en la tierra.
Pero también fue 100% hombre. Y como adolescente, joven y adulto, Cristo (dice la Biblia) padeció todas las tentaciones que podemos tener. Cuando la Biblia dice todas, solo se puede interpretar de una manera. Todas. Hasta la más sórdida y sucia tentación que te viene a la mente en tu completa oscuridad, escondido de todos y que te avergüenza compartir hasta con tus pares, Cristo la padeció.
Por eso Él puede entenderte. Pero la grandeza de Cristo es que Él padeció todo, absolutamente todo, pero sin pecado. La tentación golpeó su mente, taladró sus sentidos, fustigó sus deseos hasta lo insoportable. Pero Cristo no cedió. Aguantó todo, sin pecado. ¿Cómo hizo? No tomó de su poder de Dios para no pecar, ni de las doce legiones de ángeles que estaban disponibles para socorrerlo cuando hiciera falta.
Cuando el diablo se le presentó, en la soledad del desierto, cuando estaba más cansado, hambriento y desprotegido, Jesucristo soportó la tentación de pecar con una sola herramienta: Escrito está. Él usó el poder de las Escrituras para vencer la tentación. Cristo se aferró a las promesas y a los mandamientos de Dios para no pecar. ¡¡Si el mismísimo Dios usó esta poderosísima arma para evitar el pecado, ¿por qué vos y yo somos tan tontos de buscar otras para terminar pecando?!!
No aprendimos nada, nos creemos mejores que el resto, que podemos jugar con el pecado, tocar y salir cuando queramos, que sabemos poner los límites y que vamos a llegar hasta donde nuestra conciencia de santidad nos diga basta sin caer. Nos creemos que podemos probar y dejar sin ser manchados, que tenemos el poder para decir basta. Pero nos equivocamos. No es la metodología de Dios para no pecar. Para Cristo hubo una sola herramienta. Usó la Palabra de Dios y se apartó del pecado.

REFLEXIÓN – Imita la solución del Señor Jesús.

Un gran abrazo y bendiciones

Escrito por:   Daniel Pérez Cliffe    Fecha de publicación  12/13/2012 1:30 PM
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