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DESARROLLE UN FUNDAMENTO FIRME
Leer: Salmos 127, 128
Los salmos 127 y 128, un par de canciones acerca del hogar, comienzan hablando del fundamento. ¿Cómo se puede establecer un legado familiar que sobreviva las crisis inevitables y siga mejorando por generaciones?

El Comienzo del hogar
Si el Señor no edifica la casa en vano trabajan los que la edifican. Si el Señor no guarda la ciudad en vano vigila el guardia. En vano se levantan de madrugada y van tarde a reposar comiendo el pan con dolor; porque a su amado dará Dios el sueño (Salmo 127:1-2).
Estos dos versículos transmiten dos puntos cruciales:

1. El Señor mismo es el centro de nuestro hogar (v. 1). La repetición enfática de la frase, «Si el Señor no. . .» nos dice que la participación de Dios es absolutamente esencial. Por supuesto, el Señor no viene literalmente con un martillo a «edificar una casa» tampoco anda con un arma para «proteger la ciudad», literalmente. El significado aquí es que una relación con Dios que se basa en la obediencia a Su Palabra, ella debe ser la guía espiritual emocional y mental de cada decisión que tomamos, si queremos que el hogar o la nación se mantenga firme. Él debe ser el centinela invisible de la ciudad y se debe confiar en Él totalmente antes que pensar que una ciudad es segura. Si ese no es el caso, todo es «en vano» (también se menciona dos veces). De hecho, en la estructura de la oración hebrea al igual que en la estructura hispana, la frase «en vano» se escribe al principio de la oración para dar énfasis:

...en vano trabajan los que la edifican.
...en vano vigila el guardia.

No importa cuánto se esfuerce, cuanto luche, cuanto se preocupe o cuanto planee; si la relación con el Señor no es la médula principal de su hogar y si la obediencia a su Palabra no guía todas las decisiones que usted hace, ningún esfuerzo adicional suyo podrá hacer que su hogar no se destruya.

2. El Señor mismo debe ser el centro de nuestra vida en nuestro trabajo (v. 2). En contexto con estas dos canciones, el versículo 2 se refiere a esas largas y pesadas horas de trabajo diario. El punto aquí es que todas esas horas largas y difíciles en sí mismas no podrán generar un hogar feliz y piadoso. Lo único que usted obtendrá es dolor. Note también que si el Señor es el primero en nuestras vidas, Él nos recompensará aun en nuestro sueño. Una vida piadosa incluye momentos de descanso y relajación.

Hay un dicho antiguo griego que aprendí hace muchos años: «Si el arco se sigue doblando terminará rompiéndose». Piense en ello. Tal vez usted sea un padre de familia que se ha llenado de ocupaciones y ahora su vida es demasiado tensa y demasiado preocupada. Si es así, Dios dice que Él le recompensará aun en su sueño. Aunque usted siente que es difícil ponerse a descansar, hágalo. Por otro lado, si el Señor no es el núcleo de su vida, todo el trabajo que usted haga no va a sustituir a Dios. Las horas largas y dolorosas, levantarse temprano hoy y acostarse tarde, nunca reemplazarán la presencia de Dios en su hogar. El dinero no puede reemplazar a Cristo. Tampoco esas cosas o promesas que le digan que las circunstancias cambiarán «algún día». Por esa razón, debemos comprender que el fundamento de un hogar feliz se basa en que Cristo sea el primero. Usted debe ser un creyente en el Señor Jesucristo y usted debe casarse con alguien que sea creyente también y desee establecer un hogar que tenga fuerza y estabilidad. La obediencia a los mandatos y a los principios de la Escritura se convierte entonces en un valor definitivo cuando uno desea edificar una familia sólida.

Afirmando el alma: Dedique un tiempo individual con cada uno de los miembros de su familia para hablar acerca de su relación con Dios. ¿Cada uno de ellos le ha entregado su vida a Jesucristo y ha aceptado el regalo de vida eterna? ¿Cada uno de los miembros de la familia ve la Palabra de Dios como su guía para tomar decisiones y como su parámetro de conducta?


Escrito por:   Pastor Charles R. Swindoll    Fecha de publicación  4/23/2019 3:00 PM
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