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Los propósitos de la Tentación - Segunda Parte

Santiago dice claramente que « Dios no puede ser tentado por el mal, ni él tienta a nadie» (1: 13). De modo que cuando Dios tienta o prueba, lo hace, como dice Pedro en su versículo 7, con el propósito de poner a prueba nuestra fe. Esa palabra, por lo general, incluye la idea de prueba que se pasa con éxito y que, por consiguiente, da aprobación a la persona que es probada. Pablo ganó tal aprobación en las pruebas de los primeros años de su vida cristiana, incluso antes de que empezara su primer viaje misionero. Habiendo soportado las pruebas y dificultades, pudo luego decir que era aprobado por Dios que puso a prueba su corazón (1 Ts. 2:4). Semejante prueba no tiene por objeto sacar a luz de nuestro corazón lo peor, sino lo mejor.
Sin embargo, Satanás puede también ser la fuente de la tentación (la primera palabra según se halla en l Co. 7 :5), y su propósito declarado es conseguir nuestra caída. Si cedemos a semejante tentación, desde luego, fracasaremos en conseguir la aprobación de Dios y, contrariamente, seremos desaprobados. La segunda palabra, que significa someter a prueba, nunca se emplea con relación a Satanás tentando al cristiano, ya que, obviamente, no tiene intención de dar al creyente la oportunidad de que sea aprobado. Creo que la principal dificultad en aclarar las diversas ideas que sugiere este concepto de la tentación es que para la mayoría de nosotros la tentación significa algo malo en sí mismo o, al menos, algo que conduce al mal. Es inevitable que tengamos tal idea, porque con tanta frecuencia las personas son vencidas por la tentación y caen, siendo desaprobadas más bien que aprobadas. En otras palabras, la idea de « tentación» significa para la mayoría una solicitación a cometer el mal. Pero también necesitamos recordar que encierra la idea de prueba, de comprobación, experiencia; y si Dios es la fuente, no puede haber solicitación para hacer el mal. No obstante, Satanás y nuestra propia carne pueden hallarse implicados y éstos, no Dios, son las fuentes del mal. Una circunstancia de prueba puede ser iniciada por Dios para comprobación de nuestro carácter cristiano; pero en algún momento nuestra carne se siente afectada y nos arrastra a malos resultados (Stg. 1: 14, 15).
Pero el propósito de Dios es refinar, en tanto que Satanás o nuestra naturaleza de pecado trata de impedirlo a toda costa. Antes de concluir esta discusión sobre los propósitos de « prueba» en la tentación, según se expresa en 1 Pedro 1 :6, 7, vale la pena notar que en medio de tales tribulaciones el creyente puede legítimamente hallarse en gran turbación o pena por causa de la prueba.  Pero en esos momentos nunca debería perder su gozo, por su seguridad en su condición espiritual ( l P. 1:3-6a), pero si puede ser enturbiado el gozo por la pena del momento. Pensar que el gozo y la preocupación no pueden ir juntos constituye un concepto irreal de la espiritualidad. A la verdad, no es bíblico.
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Escrito por:   Charles Ryrie.    Fecha de publicación  6/28/2011 2:38 PM
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