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Comprender la paz del Señor

La columnista y consejera Ann Landers recibe un promedio de diez mil cartas al mes, casi todas de personas con problemas. Cuando se le preguntó si un problema sobresale en el correo que recibe, ella dijo que el problema más grande parece ser el temor; el temor de la gente a perder la salud, la fortuna y a sus seres queridos. Los médicos observan el mismo temor en la gente. A pesar que los mismos pacientes dicen, la gran mayoría de todos los pacientes crónicos hoy tienen un síntoma común. En el noventa por ciento de dichos casos, el primer síntoma no era una tos o el dolor en el pecho síno el temor, que tarde o temprano se manifestaría como algún tipo de síntoma clínico.
Las causas del temor nos rodean por todos lados, pero como cristianos tenemos otro recurso para afrontar estos temores. El recurso es la paz de Dios, la siguiente parte del fruto en la lista que menciona Pablo (Gal. 5:22). ¡Y qué fruto más refrescante es esa paz en un mundo cada vez más loco! En nuestra sociedad estilo montaña rusa que no ofrece garantías, nosotros que somos hijos de Dios podemos experimentar su paz -no importa lo que esté ocurriendo en nuestra vida-, cuando caminamos por su Espíritu. A medida que somos bendecidos con la paz de Dios en medio de las pruebas de la vida, experimentamos un nuevo acercamiento a Él al mismo tiempo que demostramos su gracia y bondad.
¿Qué exactamente es esta paz que da el Espíritu de Dios? Mucha gente considera la paz como la ausencia de problemas, como el sentimiento que se experimenta cuando todo marcha bien, pero la paz del Señor no tiene relación con las circunstancias. En realidad, la paz de Dios viene a nosotros y perdura sin importar cuáles son las circunstancias de la vida.
Courtney y Paul viven en Kauai, Hawai, la isla que experimentó los estragos del huracán Iniki. Mientras Jim y yo conducíamos por la isla durante una visita reciente, notamos no sólo los restos de la evidencia de la destrucción, sino también las inmensas sirenas de aviso colocadas en cada playa y en cada pueblo. Al haber pasado por un terremoto de más de seis grados en el Sur de California, teníamos una idea del temor que habrán sentido los habitantes de la isla cuando esos mismos dispositivos sonaron aquel fatídico día de septiembre. ¿Pero puede imaginarse tener perfecta paz cuando las sirenas están dando la señal de una tormenta o a medida que el huracán ruge a su alrededor? Ese es el tipo de paz que Dios pone a nuestra disposición durante las tormentas de la vida.
• Nuestra paz no tiene nada que ver con las circunstancias, sino con una relación correcta con Dios.
• Nuestra paz no tiene nada que ver con los problemas ni las crisis diarias, sino que tienen que ver con saber que nuestros días están en manos de Dios.
• Nuestra paz no tiene nada que ver con las condiciones de nuestra vida, sino tiene que ver con saber que Dios es todosuficiente.
• Nuestra paz es un reposo interno y una serenidad del alma que indican un corazón en reposo -sin importar nuestras circunstancias- mientras ponemos plena confianza en Dios, minuto a minuto.
La verdadera paz espiritual procede de conocer que nuestro Padre celestial está continuamente con nosotros, y verdaderamente lo está.
Si usted desea comprender y experimentar la Paz que nos concede el Señor Jesús, le animamos a estudiar el curso el Jardín de la Gracia de Dios. Este curso lo encuentra en el Ciclo de Estudios Bíblicos para Mujeres. Inscríbase hoy mismo y estudie totalmente gratis la Biblia en el Instituto Bíblico de BBN.

Escrito por:   E. George - El Jardín de la Gracia de Dios    Fecha de publicación  4/19/2012 4:31 PM
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