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La conducta en el trabajo

Para justificar su falta de diligencia en el trabajo, un amigo mío solía decir: Si el trabajo es vida, que trabajen los enfermos. Lo que este amigo mío no sabía es que además de vida, el trabajo es una bendición. No son pocos los que piensan que el trabajo es uno de los resultados de la entrada del pecado en el mundo. Pero no hay tal. La Biblia enseña que el trabajo estaba presente antes que Adán y Eva caigan en pecado. Dios ordenó a Adán a trabajar en el huerto de Edén, y esto antes de que ceda a la tentación a pecar. Eso es lo que tenemos en Génesis 2:15 donde leemos: “Tomó, pues, Jehová Dios al hombre, y lo puso en el huerto de Edén, para que lo labrara y lo guardase.” Queda claro entonces que el plan de Dios para Adán no era que se pase la vida cruzado de brazos, sin hacer nada, admirando la maravilla de la creación. Adán tenía que trabajar. Su función era labrar y cuidar el huerto de Edén.

Además de esto, Dios encargó a Adán que ponga nombre a todo ser viviente de la tierra. Qué trabajo tan enorme. El reino animal tiene miles de especies. Adán tenía que dar un nombre a cada especie. No era un trabajo fácil. Todo esto tenía que hacer Adán y el pecado todavía no había arruinado la creación. De ninguna manera entonces, el trabajo podría ser resultado de la entrada del pecado en el mundo. Lo que sí fue consecuencia de la entrada del pecado en el mundo fue el cansancio y la fatiga que resulta del trabajo. Génesis 3:19 dice: “Con el sudor de tu rostro comerás el pan hasta que vuelvas a la tierra, porque de ella fuiste tomado; pues polvo eres, y al polvo volverás.” Antes de la entrada del pecado en el mundo, el trabajo no producía cansancio ni malestar, ni aburrimiento, ni fatiga, ni enfermedades profesionales. Tampoco revestía algún tipo de peligro. Pero después de la caída, el trabajo producía cansancio, malestar, aburrimiento, fatiga, enfermedades profesionales y ciertamente algún tipo de peligro. Hace apenas unos días los periódicos de la ciudad de Quito traían la noticia de unos cuantos trabajadores que quedaron debajo de toneladas de tierra en la construcción donde estaban trabajando. Al menos uno de ellos falleció en el accidente de trabajo. Pero aún la fatiga que produce el arduo trabajo es usado por Dios para beneficio del trabajador. Un trabajador que se fatiga trabajando, normalmente descansa bien durante la noche. Eso es lo que dice la Biblia.

Eclesiastés 5:12 dice: “Dulce es el sueño del trabajador, coma mucho, coma poco; pero al rico no le deja dormir la abundancia.” Así que amable oyente, el trabajo es vida, el trabajo es bendición. Agradezca a Dios si tiene trabajo. Sólo cuando lo pierda sabrá lo bueno que es disponer de trabajo. Pero la Biblia dice mucho más acerca de trabajar. Dice por ejemplo que trabajar es una obligación, no una opción para el creyente. Leo el texto en Efesios 4:28. Dice así: “El que hurtaba, no hurte más, sino trabaje, haciendo con sus manos lo que es bueno, para que tenga qué compartir con el que padece necesidad.” Obviamente, había antes y hay ahora, personas que se dedicaban al robo para subsistir. La orden del apóstol Pablo es: Deje de robar y en lugar de robar trabaje. Use sus manos para algo bueno. A lo mejor alguien podría decir: Pero es que no hay trabajo. Sin desconocer la existencia de esta lacerante realidad, porque se la ve, en algunos países más que en otros, sin embargo, a pesar de eso es necesario trabajar. Use su ingenio. Pida a Dios por creatividad o sabiduría para hacer algo. Lo que sea no importa, con tal que no sea algo condenado por la palabra de Dios.

Además, seguramente notó que el fruto del trabajo no debe ser sólo para el que trabaja, porque el texto dice: Trabaje para que tenga qué compartir con el que padece necesidad. Este es un principio muy importante en la vida cristiana. Los recursos que Dios nos da como fruto de nuestro trabajo deben ser usados en parte para ayudar a los que están atravesando por alguna necesidad. Así que, trabajar es una obligación.

Sin embargo, siempre ha habido y habrá personas que quieren vivir sin trabajar. Pues la Biblia tiene una palabra para este tipo de personas. Se encuentra en 2 Tesalonicenses 3:10-12 donde dice: “Porque también cuando estábamos con vosotros, os ordenábamos esto: Si alguno no quiere trabajar, tampoco coma. Porque oímos que algunos de vosotros andan desordenadamente, no trabajando en nada, sino entremetiéndose en lo ajeno. A los tales mandamos y exhortamos por nuestro Señor Jesucristo, que trabajando sosegadamente, coman su propio pan” Se ve un vínculo directo entre trabajar y comer. El que trabaja tiene derecho a comer. El que no trabaja no tiene derecho a comer. Si por ejemplo usted tuviera un hijo adulto en su casa, que quiere pasar la vida durmiendo, viendo televisión y comiendo a su costilla, sin querer trabajar, el consejo de la Biblia es: no le dé de comer. El hambre seguramente motivará a este ocioso a buscar algún trabajo. Ahora bien, asumiendo que usted es un trabajador en relación de dependencia, esto significa que tiene un patrón o patrono, debe saber que la Biblia le da los parámetros para que sea un buen trabajador. Veamos rápidamente cuáles son estos parámetros.

Primero, obediencia. Colosenses 3:22 dice: “Siervos, obedeced en todo a vuestros amos terrenales, no sirviendo al ojo, como los que quieren agradar a los hombres, sino con corazón sincero, temiendo a Dios.” Cuando este texto habla de siervos, perfectamente se puede aplicar la enseñanza a los trabajadores. Por tanto, Dios por medio de su palabra dice a los trabajadores: Obedezcan a sus patronos o a sus jefes. El verbo griego que se ha traducido como: Obedecer, significa literalmente “poner el oído por debajo de” Esto denota prestar cuidadosa atención a lo que dice el jefe y hacer exactamente lo que él dice. La única ocasión cuando un trabajador puede desobedecer es cuando algún superior pide hacer algo expresamente condenado en la Biblia. Pero el texto también dice que los trabajadores no deben servir al ojo. Esto significa que su obediencia debe ser en todo tiempo, no sólo cuando el jefe está presente. La obediencia, sólo cuando el jefe está presente, ha sido considerada como un intento por agradar a los hombres. Dios demanda de los trabajadores una obediencia sincera, la misma obediencia que tenemos para con Dios.

Segundo, entrega. Colosenses 3:23 dice: “Y todo lo que hagáis, hacedlo de corazón, como para el Señor y no para los hombres” Entrega al trabajo es algo que todos los jefes aprecian grandemente en sus trabajadores. Hacer las cosas de corazón significa hacer las cosas con pasión, con esmero, con celo. Lo opuesto, es hacer las cosas a medias, de mala gana, con esa actitud de fastidio por lo que se está haciendo. Hacer las cosas de corazón, resulta de tener una clara conciencia que el Señor está presente en nuestro lugar de trabajo y que lo que hacemos debe ser para él.

Tercero, respeto. 1 Timoteo 6:1 dice: “Todos los que están bajo el yugo de esclavitud, tengan a sus amos por dignos de todo honor, para que no sea blasfemado el nombre de Dios y la doctrina” Los trabajadores deben tener a sus jefes por dignos de todo honor. Esto significa que los trabajadores deben tener profundo respeto hacia sus jefes. Estoy seguro que alguien se levantará y dirá: Pero Usted no conoce a mi jefe. Es un déspota, me trata mal, es injusto, me humilla, es corrupto. ¿Cómo piensa que yo pueda respetar a una persona así? Bueno, el respeto que la Biblia reclama para los jefes, no está basado en las virtudes del jefe, peor en la imagen que el trabajador tiene de él. Está basado única y exclusivamente en la posición que tiene como jefe. Puede ser el peor jefe del mundo, pero aún así un trabajador que quiere agradar a Dios debe respetarlo. Así que deje de hablar mal de su jefe, deje de fomentar el antagonismo hacia su jefe. Deje de juzgar a su jefe. Deje de rebelarse contra su jefe. Deje de ser respondón con su jefe. Tito 2:9 dice: “Exhorta a los siervos a que se sujeten a sus amos, que agraden en todo, que no sean respondones”. Si no se somete a este principio, estará desobedeciendo al Señor y eso puede traer funestas consecuencias para su vida, además de la probable pérdida de su trabajo.

Cuarto y último. Paciencia. Ningún lugar de trabajo es perfecto. Siempre habrá cosas difíciles de soportar. Pero note el consejo que da el apóstol Pedro en 1 Pedro 2:18 “Criados, estad sujetos con todo respeto a vuestros amos; no solamente a los buenos y afables, sino también a los difíciles de soportar” Todos hemos tenido nuestra dosis de algún jefe difícil de soportar. Pero en lugar de armar una revuelta para derrocarlo, la Biblia aconseja someterse a un jefe así, y de esa manera manifestar respeto hacia él, como señalamos anteriormente. Para esto se necesita una doble dosis de paciencia, esa capacidad de soportar situaciones difíciles sin desmayar. La paciencia tiene mucho que ver con el concepto que tenemos de Dios. La Biblia dice que Dios es soberano, sabio, justo, lleno de amor y de gracia. Si Dios ha permitido que esté pasando por esa situación difícil en su trabajo, es porque de alguna manera que a lo mejor usted no logre entender, eso es necesario para su crecimiento espiritual. Así que, no se desanime, sólo confíe en el Señor. De modo que, otra característica de la vida auténticamente cristiana es la responsabilidad en el trabajo. Que con la ayuda de Dios, usted como creyente, sea el trabajador, más cumplido, más puntual, más productivo, más disciplinado, más dócil y todo lo demás.

Escrito por:   David Logacho - La Biblia dice.    Fecha de publicación  8/25/2017 2:12 PM
Número de visitantes  6940


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