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Debemos vivir por la gracia de Dios (Rut 2:4-16)

Cuando Rut se puso en camino para ir a espigar a los campos, ella buscaba a alguien que pudiera mostrarla gracia (v. 2, y véase vv. 10 y 13). Gracia es el favor concedido sobre alguien que no lo merece y que tampoco puede ganarlo. Corno mujer, corno viuda pobre y corno extranjera no tenía derechos sobre nadie. Se encontraba en el nivel más inferior de la escala social. El canal de la gracia que necesitaba era Booz. ¡Cuán inspirador es saber que Dios tiene buenas personas viviendo en tiempos malos! Si usted conociera solo el registro bíblico del libro de Jueces, podría llegar a la conclusión de que los justos habían desaparecido de la tierra (Sal. 12:1, 2; Is. 57:1; 1 R. 19:10; Mi. 7:2). Pero había todavía personas corno Booz que conocían al Señor y buscaban obedecer su voluntad. Booz estaba interesado en sus obreros y quería que gozaran de las bendiciones del Señor (Rut 2:4).
Tan pronto corno Booz terminó de saludar a sus criados se fijó en la presencia de una persona extraña en el campo, una linda forastera que andaba por allí. Tengo la impresión que cuando la vio, fue un flechazo a primera vista; porque a partir de ese momento enfocó su interés en Rut y no en la cosecha. Aunque era una extranjera, Rut era una mujer joven y atractiva que no había pasado desapercibida para los hombres jóvenes del pueblo (3:10). Rut 2:11 indica que Booz ya había oído acerca de Rut, pero ahora tenía la oportunidad de conocerla personalmente.
Nos maravillarnos de nuevo de cómo actúa la providencia divina. El Señor dirigió a Rut al campo de Booz y luego dirigió a Booz a visitar su tierra cuando Rut estaba allí. Cuando él llegó, Rut podía haber estado descansando en el cobertizo que el dueño solía proveer para sus obreros; o podía haberse sentido cansada y regresar a casa con NoemÍ. Cuando dedicarnos nuestra vida al Señor, lo que nos ocurre, sucede por la voluntad de Dios y no por accidente. Rut era todavía una pobre viuda y una extranjera, pero Dios estaba a punto de formar una nueva relación que cambiaría por completo sus circunstancias.
Los estudiantes de la Biblia han visto en Booz un cuadro de nuestro Señor Jesucristo en su relación con su esposa, la iglesia. Al igual que Rut, el pecador perdido se encuentra fuera de la familia del pacto de Dios, arruinado, sin derechos a su misericordia. Pero Dios tornó la iniciativa y proveyó de un camino para que entrara en su familia por medio de la fe en Jesucristo. (Véase Efesios 2:10-22.) Hablaremos más acerca de esta relación cuando lleguemos al siguiente capítulo y consideremos al "pariente redentor".
Notemos ahora las evidencias de la gracia de Dios en la maneras en que Booz se relacionó con Rut:

(1) Booz tomó la iniciativa (Rut 2:8).
La gracia significa que Dios da el primer paso para ayudarnos, no porque nosotros nos lo merezcamos, sino porque nos ama y quiere que seamos de El. "Nosotros le amarnos a él, porque él nos amó primero" (1 Jn. 4:19).
Dios tornó la iniciativa en la salvación cuando estábamos espiritualmente muertos (Ef. 2:1-10), sin fuerzas (Ro. 5:6), éramos pecadores (5:8), y sus enemigos (5:10). La salvación no fue una idea que se le ocurrió a posteriori a Dios, sino algo que El planeó desde la eternidad. Tenernos toda razón para creer que Booz amó a Rut y, por lo tanto, dio los primeros pasos para satisfacer sus necesidades.

(2) Booz le habló a Rut (Rut 2:8).
Él fue el primero en dirigirle la palabra, porque ella no se hubiera atrevido a hablarle a un hombre, especialmente a alguien que era un extraño y "señor de la mies". ¿Qué derecho tenía una pobre viuda y extranjera de dirigirse a un hombre tan importante corno Booz? No obstante, él interrumpió su conversación con el encargado de los segadores para hablar con una pobre extranjera que espigaba en su campo. Hace varios años, mi esposa, nuestra hija menor y un servidor visitarnos Inglaterra, y cuando estábamos en Lichfield supimos que la reina Isabel llegaría al lugar ese mismo día para dedicar una nueva escuela para niños con necesidades especiales. Interrumpimos nuestros planes y esperamos pacientemente en una esquina a que pasara la reina en su automóvil, y finalmente apareció. Estábamos a unos cuatro metros de distancia de la reina cuando pasó lentamente con su dama de honor, saludando a la multitud. Supongamos ahora que la reina hubiera bajado la ventanilla de su auto y hubiera dicho: "¡Hola, Warren, Betty y Judit! ¡Le voy a decir a los de mi escolta que cuiden de ustedes!" Si eso hubiera ocurrido todos hubieran quedado impresionados de nuestra importancia y quizá nos hubieran pedido autógrafos. ¡Imagínese, tres desconocidos extranjeros a quienes la reina les hablaba personalmente! La reina Isabel jamás me ha hablado, y probablemente nunca lo hará; pero el Dios Todopoderoso si lo ha hecho por medio de Jesucristo y por medio de su Palabra. "Dios... en estos postreros días nos ha hablado por el Hijo" (He. 1:1, 2). A pesar de todo lo que un mundo de pecadores le ha hecho al Señor, Él todavía nos habla en su gracia. No solamente nos habla la palabra de salvación, sino que también nos da la dirección que necesitamos para cada día de la vida. Así como Booz instruyó a Rut, de igual manera el Señor c;!a a conocer su palabra de sabiduría para dirigir nuestra vida. El es el "Señor de la mies" y nos ha asignado un lugar en su campo.

(3) Booz prometió proteger a Rut y proveer para sus necesidades (Rut 2:9, 14-16).
Booz llamó a Rut "hija mía" porque ella era más joven que él (véase 3:10), pero era también una expresión cariñosa. El la trataría como un miembro de su familia. (Esto es lo que hizo David con Mefi-boset, véase 2 S. 9.) Booz instruyó a sus criados para que la protegieran y a las criadas para que trabajaran con ella. Ella caminaría con las criadas que iban detrás de los segadores. En otras palabras, Rut tenía la oportunidad de recoger de entre lo mejor del espigado. Booz incluso les dijo a sus criados que la permitieran recoger entre las gavillas y que deliberadamente dejaran caer algunas espigas para que ella las recogiera. Si tenía hambre o sed podía tomar de lo que había para todos los criados. En realidad, Booz comió con ellos y le dio personalmente a ella la comida (Rut 2:14). ¡Qué gran cuadro de la gracia de Dios! El dueño se hizo como uno de los siervos a fin de que pudiera mostrar su amor a una extranjera.

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Escrito por:   W. Wiersbe – Cursos Seamos Dedicados    Fecha de publicación  6/15/2017 4:29 PM
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