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¿Cómo animó el Señor a su desalentado siervo?

Los siervos escogidos de Dios deben esperar oposición e incomprensión, porque eso es parte de lo que significa ser un líder. Los líderes deben saber cómo relacionarse con Dios, abrir su corazón, y buscar su fortaleza y sabiduría. Los líderes espirituales deben ser audaces delante de las personas, pero quebrantados ante el Señor (véase Jer. 1), deben reclamar las promesas de Dios y cumplir con su voluntad, incluso cuando parece que todo está en contra de ellos. ¿Cómo animó el Señor a su desalentado siervo Moisés?
Para empezar, Dios le habló y le dio grandes promesas (Ex. 6:1-8). Nosotros tenernos hoy la Palabra escrita, pero es probable que Moisés escuchara a Dios hablar de una forma audible (33:11; Dt. 34:10). Dios le recordó", Moisés cuatro veces en su conversación: "Yo soy Jehová" (Ex. 6:2, 6, 7, 8)' Y usó su nombre del pacto, "Jehová"; usó siete expresiones verbales fuertes que hablan de acción: "Os sacaré", “os libraré", “os redimiré”, “os tomaréis”, “meteré", "seréis", "sabréis". Cuando sabemos que Dios está en control y reclamamos sus promesas, podemos entonces experimentar paz y valor en las batallas de la vida. Dios prometió sacar al pueblo de Israel fuera de Egipto, y llevarlo a la Tierra Prometida. El corazón de sus promesas es: "Y os tornaré por mi pueblo" (v. 7), que es la base de todo lo que Dios hizo por los israelitas.
También le recordó a Moisés su nombre de pacto: "Jehová" (Ex.6:3).
Una manera de conocer mejor a Dios es prestando atención a sus nombres. Los patriarcas conocieron a Dios como el "Dios omnipotente",' que en hebreo es "El Shaddai, el Dios todopoderoso y todosuficiente", y ellos supieron que su nombre era "Jehová" (Yahweh); pero ellos no entendieron todas las implicaciones de este nombre. Dios le había explicado a Moisés el significado del nombre "Jehová" cuando lo llamó en Madián (3:13,14), pero Él ahora asocia su nombre con el pacto que haría con su pueblo (6:4). Jehová es el nombre especial de Dios que le une con Israel y con sus pactos, y es tan sagrado para los judíos incluso hoy que no lo pronuncian cuando leen las Escrituras en la sinagoga. En lugar de ello lo sustituyen por "Adonai" (Señor) o simplemente dicen" el Nombre".
Tercero, el Señor le aseguró a Moisés que sentía la carga de su pueblo y estaba actuando en su favor (Ex.6:5; véase 2:24).
Dios no estaba ignorante de su necesidad o despreocupado de su sufrimiento; tampoco estaba agravando sus problemas, retrasando su liberación. Todo estaba funcionando según su plan, y nada de lo que había planeado fracasaría. Siempre que sintamos que el Señor nos ha abandonado y que en realidad no se interesa, necesitarnos recordar sus palabras de afirmación: "Echando toda vuestra ansiedad sobre él, porque él tiene cuidado de vosotros" (1 P. 5:7).
Cuarto, el Señor le mandó a Moisés que fuera a hablar de nuevo con el Faraón (Éx. 6:9-13).
Moisés llegó al colmo de su desaliento cuando los ancianos hebreos no quisieron ni siquiera escucharle. Habían olvidado las señales y promesas que Moisés y Aarón les habían dado (4:29-31) y en su angustia se convencieron que no había esperanza. Moisés y los ancianos habían renunciado, pero Dios todavía seguía pensando en Moisés. Él era todavía su siervo, y lo comisionó para que regresara al palacio y confrontara de nuevo al Faraón. En momentos de desesperación, es mejor ignorar nuestros sentimientos y hacer aquello que Dios nos dice que hagamos, dejando las consecuencias en sus manos. La genealogía (6:14-27) no aparece aquí por accidente, porque es la manera en que el Señor nos recuerda a los lectores, que Dios había preparado a Moisés y Aarón para su ministerio en Egipto. Su nacimiento en la familia de Jacob era parte de su providencia. Rubén
era el primogénito de Jacob, luego vino Simeón y después Levi, el antepasado de Moisés y Aarón. El profeta nos recuerda "Antes que te formase en el vientre te conocí, y antes que nacieses te santifiqué, te di por profeta a las naciones" (Jer.1:5). El llamamiento de Dios significa que Dios habilita, y aquello que empieza siempre lo termina (Ef. 2:10; Fil. 1:6), su llamamiento es irrevocable.
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Escrito por:   W. Wiersbe - Seamos Libertados    Fecha de publicación  2/24/2012 4:07 PM
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